En Chicoana los tabacaleros reafirmaron su compromiso de producir y generar riqueza
Como desde hace 53 años, los tabacaleros nos volvimos a reunir para agradecer los frutos de la tierra.
Esta actitud ancestral de los agricultores tiene en nuestro caso un especial significado, dada la importancia económica y social que el cultivo del tabaco tiene para la provincia de Salta.
Hace exactamente un año destacábamos la perseverancia del hombre de campo salteño, comprometido en generar riqueza, sobrellevando no pocas dificultades provocadas por factores climáticos adversos.
Puedo asegurarles que ninguno de nosotros se imaginaba entonces la magnitud de la adversidad que se avecinaba.
Es así como la campaña tabacalera 2017/2018 ostenta el lamentable récord de índice de siniestralidad más alto de la historia del cultivo.
Con un mercado asegurado, tanto por una demanda ágil y la alianza comercial celebrada oportunamente con un líder mundial, lo que garantizaba la colocación del tabaco salteño y su procesamiento en óptimas condiciones de calidad y costos competitivos, la producción salteña incrementó prudentemente en un 10% el área plantada.
Todo apuntaba a un crecimiento interesante para una productividad declinante desde la campaña 2014/2015.
Pero, nunca más cierto aquello de que el hombre propone y Dios dispone, se abatieron sobre las zonas tabacaleras las granizadas más intensas en la historia del cultivo.
De las 18.000 hectáreas plantadas, poco menos de 10.600 fueron afectadas con diferentes grados de incidencia, lo que significa un 59% de áreas siniestradas.
Calculadas al 100% de destrucción, fueron 5.490 las que sufrieron daños totales, con una incidencia de siniestralidad del 30%.
No es aventurado estimar las pérdidas en el orden de los 10.000.000 de kilogramos de buen tabaco.
Otro efecto negativo, ha sido el de la caída de jornales que puede calcularse en 360.000. Valores estos que permiten dimensionar los efectos negativos que las inusuales granizadas han tenido y no sólo para el sector tabacalero. Los recursos perdidos se harán sentir en toda la economía salteña.
Situaciones como la descrita, con un lamentable récord histórico de por medio, podrían tener un efecto paralizante para la producción tabacalera, si no fuera por la fuerte personalidad del sector y por la fortaleza de sus instituciones.
El gran desafío de la cadena de valor del tabaco es hacer de la producción algo sostenible en el tiempo, superando contratiempos tanto climáticos, como políticos y comerciales.
Una de las características más relevantes del sector, es su capacidad de organización. Todas las variables de defensa y promoción cuentan con estructuras gremiales, cooperativas, mutuales y comunitarias que en forma independiente pero coordinada las ejecutan.
Dentro de tal marco se formaliza la gestión de las diferentes acciones tendientes a definir factores de sostenibilidad capaces de atenuar las dificultades y coyunturas desfavorables.
Desde hace 50 años contamos con coberturas capaces de mitigar los perjuicios ocasionados a los productores tabacaleros, por los impactos ocasionados en condiciones climáticas significativamente adversas, procurando estimular la continuidad de la producción a través del reconocimiento y resarcimiento de los daños producidos por las tormentas de granizo y viento asociado. La Asociación Mutual de Productores Tabacaleros es la organización a cargo de esta gestión.
El riesgo de incendio en las estufas de secado está cubierto mediante la atención que brinda el SUMICLI Asociación Mutual de Seguros, la que también interviene en la cobertura por riesgos de trabajo.
Mediante la implementación de esquemas comunitarios, la Cámara del Tabaco de Salta ha logrado que los pequeños productores puedan acceder a recursos tecnológicos generalmente reservados a determinada escala de producción, muy por encima de los niveles de un importante sector del universo tabacalero salteño.
Punto de partida fueron las acciones destinadas a hacer accesibles los sistemas de secado bulk curing disminuyendo sensiblemente los costos de producción, ya que no cuesta lo mismo arrendar tierras solas que tierras e instalaciones, y mejorando los rendimientos tanto en cantidad como en calidad.
Otro efecto importante de este proyecto ha sido la sustitución de las estufas convencionales, tan proclives a generar ocupación de mano de obra infantil.
Esto significó una inversión del orden de los 6 millones de dólares estadounidenses aplicados a la adquisición de los predios en donde funcionan los centros de secado, la realización de la infraestructura de servicios necesarios y la construcción de las estufas, galpones y dependencias administrativas.
Es importante señalar que el sector realizó inversiones del orden de los U$25.000.000 para el tendido de redes troncales de gas natural que, además de beneficiar a las áreas propias del cultivo, llevaron el servicio a los pueblos del área tabacalera.
Los productores de menor escala también se benefician con la disponibilidad de herramientas y maquinaria comunitarias.
Los 19 tractores utilizados en el programa, equipados con localizadores GPS, son debidamente controlados para asegurar una correcta utilización.
Los productores cuentan con sistemas de cobertura de salud prepaga que los protegen junto con sus grupos familiares.
Los trabajadores son amparados por seguros de vida obligatorios y atendidos en sus derechos al trabajo registrado y en el consecuente cumplimiento de los aportes patronales destinados a la cobertura previsional. Además, reciben equipos de ropa de trabajo y participan de programas de responsabilidad social que incluyen atención y contención a sus hijos menores en tiempo de cosecha y cursos de capacitación laboral destinados especialmente a obreros cíclicos para brindarle oportunidades en épocas de receso.
El sector tabacalero es un actor protagónico en la lucha contra el trabajo infantil y los programas que lleva a cabo con la colaboración y participación de organismos oficiales y otras empresas del sector privado (Porvenir, Jardines de Cosecha, Capacitación en Oficios y Jardín Cuidar) han alcanzado prestigio tanto nacional como internacional y son replicados por otros sectores productivos.
En concordancia con los organismos gubernamentales del área agrícola se desarrollaron y desarrollas acciones significativas para el cuidado del medio ambiente, entre ellas: vigilancia estricta para evitar la introducción de variedades transgénicas, erradicación anticipada del uso de bromuro de metilo, forestación del área tabacalera, análisis para la determinación de desechos de la producción tabacalera, reconversión del sistema de secado del tabaco Virginia para la eliminación de las nitrosaminas, disposición final y reciclado de los envases de agroquímicos y la observancia estricta del vademécum de pesticidas autorizados
Estos logros significativos en términos de bien común no son generalmente comprendidos por lo que podemos definir como fundamentalismo antitabaco, que apunta a la desaparición lisa y llana de la producción tabacalera, sin ver siquiera que un 16% del consumo local es abastecido por la producción ilegal y el contrabando con una significación económica del orden de los 16 mil millones de pesos, que engrosan las utilidades del delito.
La campaña 2018/2018 ya ha comenzado y con varios factores alentadores.
La regularidad en las remesas del Fondo Especial del Tabaco fundada en un excelente trato con el Ministerio de Agroindustria y sustentada tanto en una muy prolija administración de los recursos como en claras y puntuales rendiciones, llegan al productor en coincidencia con sus necesidades. La evolución de las recaudaciones permite estimar una adecuación en los montos hasta ahora liquidados.
El pago de los resarcimientos por siniestralidad, que podría verse desbordado por los altos montos que demandan las altas pérdidas a resarcir, está razonablemente encaminado y es esperable una mejora en los importes abonados.
La provisión de insumos a cosecha le garantiza contar con todo aquello que un buen resultado cultural exige, así como el acceso a los sistemas comunitarios de laboreo, aliviando sensiblemente los efectos de las altas tasas de interés vigentes.
También es de vital importancia saber que se inicia una nueva campaña sin excedentes de stock que pudieran condicionar el próximo acopio.
Todo esto, sumado a la prudencia que siempre se recomienda con respecto a planificar las plantaciones teniendo en cuenta los compromisos de compra reales y efectivos y el adecuado equilibrio entre tierra, agua, instalaciones, herramientas y maquinarias y recursos financieros, puede hacer de la próxima cosecha una oportunidad de recuperación después de un año complejo y dificultoso.
Hemos dejado para lo último lo que es el factor más trascedente de sostenibilidad de la actividad en Salta: la participación notoria, eficaz y determinante de los productores en el acopio del tabaco que ellos producen, a través de una cooperativa que ha crecido hasta convertirse en el principal acopiador de Salta y Jujuy, o sea las dos principales provincias productores de tabaco Virginia.
Las compras de la Cooperativa de Productores Tabacaleros de Salta Ltda. alcanzan hoy el 65%, casi 17 millones de kilogramos de los poco más de 26 millones acopiados en Salta, con un grade index del 80,20%.
Como ya hemos señalado, la alianza estratégica con una tabacalera líder en el mercado mundial le proporciona una singular solidez a la función reguladora de nuestro brazo comercial.
Hasta aquí un resumen de las estrategias del sector tabacalero salteño para asegurar de manera sustentable, la continuidad de un cultivo que merece y debe continuar vigente, por lo menos hasta que aparezca una alternativa de producción que lo iguale en rentabilidad y beneficios económicos y sociales que se proyectan al conjunto de la sociedad.
Todos los salteños, todos los argentinos pueden seguir contando con el fruto de nuestro sostenido e inclaudicable esfuerzo.
Esteban Amat Lacroix