Adiós a un protagonista

Murió Carlos Enrique Escotorín
Un notable al servicio del sector

Hombre dotado de una inteligencia brillante y de una capacidad de gestión poco común, estuvo comprometido desde muy chango con la dirigencia tabacalera fundacional.
Su habilidad para intervenir en el complejo entramado político de las instituciones, fue factor fundamental para conciliar vocaciones y ambiciones de variopinto pelaje en una realidad poderosa e influyente de trabajo y desarrollo.
Decía el padre Castellani que la condición primera de un buen capitán es la prudencia y la segunda, sin la cual la primera no vale de nada, la imprudencia.
Así era el Coto.
Muchos y grandes fueron los dirigentes que confiaron en sus condiciones de piloto de tormentas.
Nombrando sólo a uno, se los nombra a todos: Manolo Céspedes Alfaro, un arquetipo de audacia.
La transformación de aquella cooperativa familiar y casi artesanal en la empresa pujante que es hoy en día, mucho le debe a estos tipos trascendentes y entrañables.
Es justo reconocer que quien esto escribe carece de objetividad, por la sencilla razón de que son líneas inspiradas en una profunda y sincera amistad.
Pero, salvo ese detalle interesado, lo que dicen es la más absoluta verdad (J.G.F.C)