Francisco: Herir a una mujer es ultrajar a Dios
Con lágrimas al despedir a sus maridos en el frente, sólidas al abrazar a sus hijos asustados, valientes al gritar en las calles “no” a una guerra que no pertenece a nadie, dispuestas a ayudar a los soldados que deberían ser enemigos pero que, en cambio, son jóvenes asustados y frágiles. El conflicto entre Rusia y Ucrania ha mostrado el rostro de la mujer actual: un poliedro hecho de cuidados, fuerza, delicadeza, pero sobre todo la expresión de un amor que, en el dolor, se convierte en casa y refugio.